Hace semanas que no lloro,
ni rio, ni casi tengo sentimientos,
pequeños momentos, rápidos,
que a veces hasta me marean.
Aunque tiempo atrás todo era oscuro,
esta luz, es difusa, te incomoda,
y esos paramos de soledad y tristeza,
vuelven aunque se difuminan
en un gris, sin sentido, sin sentimientos.
El agobio es lo único constante,
permanente, en el día a día,
solo al dormir, al descansar,
entro en un apagado instantáneo.
No sueño, y aunque he retomado metas,
no están llenas de sentido, casi vacías.
Y el abatimiento, me rodea, mordiendo,
en los tobillos, o más arriba,
llegando a mi mente, y llenando todo.
Ganas desganadas, objetivos difusos,
abatimiento constante, y cansancio perpetuo.
Aunque la naturaleza y amigos ayuden,
es difícil, salir del hoyo, con una cuerda,
que te deja como un pelele, perdido.
La inmensidad de la vida, abruma,
la naturaleza es cruel por naturaleza,
y a veces, uno se siente diminuto,
en este reto, que es la vida.