Universos de tierra y agua nos separaban. Horas de mutuo conocimiento nos unian. El tiempo fue pasando inexorable hata aquel momento. Un momento esperado por segundos, minutos, horas, dias, semanas, meses y años. Y llego el momento, y parecia que ese momento habia ocurrido antes y por siempre jamas. Como si el pasado antes de ese momento no existiera. Fue tan intenso como la espera anterior. Y esa intensidad borro toda esa espera. Toda esa impaciencia. Se liberaron los sentimientos. Se borraron los anhelos. Se cumplieron los sueños. Luego todo paso. La rutina borro a la intensidad, y con ella todo pasado anterior. Todo se convirtio en otro. Y ese otro se volvio olvidadizo y se despisto en el tiempo. Pasaron segundos, minutos, horas, dias, semanas, meses y años. Y otra vez, aun estando juntos, nos vuelven a separar universos de tierra y agua. Somos dos extraños en la misma barca salvavidas. Sin rumbo fijo, a la deriva.
Quien sabe si en un futuro, encontraremos una isla paradisiaca. Donde se construya una cabaña, una casa, un hogar... Donde vivir hasta que la tormenta, derribe sus muros de cordialidad. Pero puede que más tarde, con la resaca, un nuevo sol caliente las ruinas. Y como ave Fenix, resurga de sus cenizas. Y hasta es posible, que todo vuelva a empezar.
Lamento decirte Tizo que las islas desiertas no existen, pero puedes crearlas en tu misma ciudad. Un paseo con la persona que quieres te hace olvidar el lugar y la gente porque solo os vereis los dos.
ResponderEliminarYa se que no existen, lo decia en el sentido que tu dices, crearte tu isla desierta, pero acompañado.
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